EL CELESTE DE RAMALLO QUÉ LOCO QUE ESTÁ

Por Germán Albornoz

Perfectamente este podría haber sido el comienzo de mi nota y la misma diría más o menos así:

“…Y se fueron por esas calles emilianas en silencio, con un aplauso apenas cálido y tímido… De pronto todas las voces se callaron, mientras la tarde serena los envolvió en su soledad. Ya nada fue lo mismo, ni los cantos, ni la música ni la alegría”.

Pero señores, esto es Social y jamás una crónica va a comenzar ni a terminar de la manera que les acabo de narrar.
Porque se fueron por las callecitas de La Emilia, pero antes dejaron un caluroso aplauso y sumamente respetuoso a los pibes de la Sexta División de Regatas, campeones en inferiores, un reconocimiento al rival que se consagró en Primera y un apoyo incondicional a su querido Celeste del pueblo.

En Social no existe el silencio y mucho menos la tristeza ni la soledad. Siempre hay un amigo que te va a estar esperando con los brazos abiertos y siempre habrá un hincha alentando a su querido Social. Imposible que falte la batucada y la felicidad porque como me decía un calificado hincha del Celeste: ”Verlo jugar al Social es la alegría de mi corazón”.
Conocen sus limitaciones para también son conscientes de sus virtudes y eso los transforma en un club que no tiene techo en su progreso. El mismo es ilimitado si se juntan y tiran todos para el mismo lado. Saben que son verborrágicos pero leales. Que son discutidores pero las cosas te las dicen de frente. Que son habladores pero jamás te van a clavar un puñal por la espalda. Que son honestos. Que son poco políticos, aunque sinceros y eso no es poco.

En esa disyuntiva que todos tenemos dentro entre ser más buenos que malos, que muy bien lo define el principio de la filosofía China del Yin y el Yang en estos tiempos donde cuesta tanto valorizar las alegrías propias y no disfrutar tanto las desgracias ajenas, Social nos muestra que ese felicidad que es genuina aún en las derrotas se da porque solo les importa su querido “Celeste”. Que no miran para el costado, que importa poco lo que hagan los demás, que sólo se consigue ese estado de locura y algarabía cuando estás enfocado en equipo. Que no hay envidia posible que apague mi felicidad. Pero para lograr esto hay que estar muy feliz con lo que uno tiene y Social siente sus colores y aflora ese sentimiento porque evidentemente el amor le gana al odio.
Salud Club Social!!! Flamante subcampeón de nuestro fútbol. Pero campeón en desborde de pasión y locura, ejemplo de grandeza y conducta deportiva aún en la inesperada derrota…

Social de Ramallo: ¡Qué loco qué estás!

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