PRIMERO HAY QUE SABER SUFRIR CELESTE

Por Ignacio Aramburu

La frase del Polaco Goyeneche en ese emblemático tango llamado “Naranjo en flor” describe a la perfección el camino que debió atravesar Social antes de reencontrarse nuevamente con la gloria. Seguramente en medio de la borrachera por tanta alegría seguida, muy pocos recordarán los nubarrones que asomaron previo a que el cielo volviera a pintarse de celeste en la invernal tarde soleada de Rojo. Otra vez este grupo lo hizo posible. Se autodenominan “Los pibes del Social”. Les ganaron a todo y a todos. Con una racha de victorias iniciada una noche de viernes en Somisa hasta este domingo 29 de éxtasis. Para que la Avenida Mitre volviera a ser el escenario de fiesta para esa multitud rugiente, tan fiel como apasionada, campeona en convocatoria. Y hay muchos más que se suman con su fuerte alarido por ese gigante de Ramallo que renació de verdad. Ser el bicampeón de la Liga Nicoleña de fútbol amerita semejante carnaval en el pueblo.

Tras ese fin del 2017 glorioso, único e inolvidable con la histórica consagración en territorio granate sepultando 18 años de sequía, este año comenzó con el federal C y la salida de Rodrigo Ciarla en apenas dos partidos. Lo sucedió Daniel Agotegaray, siempre listo para dar una mano, y Social avanzó hasta 9 de Julio de Chacabuco. Para el certamen doméstico, asumió Matias Bartomioli, cuando parecía ser turno de Daniel Selenzo, eyectado de Matienzo por expresar públicamente su deseo de dirigir a Social. Bartomioli terminó renunciando y el Pitu Jara condujo en medio de la transición. También el Pato ordenó en aquella goleada 3-0 en Somisa de la fecha 11 con el inolvidable golazo de Monzón desde mitad de cancha. Ese finde, finalmente asumió Chaleco, el quinto entrenador de 2018. Y bajo su mando, el equipo ganaría los siete partidos hasta la coronación. Impresionante.

En los duelos decisivos, los siempre complicados mano a mano, personalidad y experiencia le sobraron. La solidad defensiva que pregona su DT le permitió clausurar el arco. En cuartos, sorteo a Somisa con gol de Pittaluga. En semi, se hizo gigante en el Prado regatense con el golazo de Baez Corradi y la agónica atajada al ángulo de Luis Gómez. Y en la final de un Jose Nata rebalsado por la N°12, apareció el Titi con su olfato goleador para aprovechar la única, Guly amurallo su valla y la infernal dupla central Agotegaray-Zanazzi sacó todo para imponerse en un duelo de extrema dificultad ante el enorme General Rojo. Todos metiendo, todos aguantando, todo juntos. En la cancha fueron uno. Se notó.

La séptima vuelta olímpica se desborda de emoción. No es para menos. Se derraman las lágrimas mas lindas. El Patito abraza a su viejo. Guido Reynoso llora y mira al cielo recordando al suyo que lo guía, el capitán Agustin Velo nunca altera su calma, el corajudo Negro Monzón salta como loco en el alambrado, al Guly se le cuelgan todos cual salvador que fue, el símbolo Manu Doblores pasea la copa con sus críos, el Chino Corradi sonríe, el retornado Pelé Sanchez se menea, Titi tiene la pierna del gol del título a la miseria pero corre igual, Fausto Marini y Tomás Zanazzi no pueden creerlo, como esos pibes Franco Gallucci y Rodrigo Olivero, Matias Siciliano y Fede Antunez, Agu González, Santi Pacchioni o Lauti Correa, quienes expresan su orgullo de pertenecer, mientras el conmovido Pitu Jara lagrimea sin freno, Chaleco imita la mueca del Guason y el sobreviviente profe Rodri Perazo canta. Celebran Nahuel Moreno y Luquitas Fanaro, ausentes por lesión aunque firmes en la tribuna. Como Dalmiro Gaeto, actual Excursionistas. Y deliran los directivos, personas que también dejan sus almas para que las cosas tengan final feliz.

Social, el del Pato Agotegaray, el del Cabezón Gaeto, el del Turco Martín, el de Rodrigo Ciarla y ahora el de Chaleco Selenzo es el campeón. El bicampeón. El Social de los pibes, de esos jugadores hinchas que se criaron en la institución y a quienes jamás el sentimiento los corre de su eje. Un equipo integrado por hombres que supieron sufrir para poder festejar. Por eso el logro es merecido. Dos estrellas locales en siete meses. A disfrutarlo. Porque como sostenemos convencidos, los campeones jamás se discuten. Se reconocen y admiran.

¡SALUD CLUB SOCIAL RAMALLO!

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